Como todos sabemos, nuestro cuerpo tiene mecanismos de defensa frente a los virus que puedan causar enfermedades. La primera es la barrera física, la piel, la segunda, son las secreciones como sebo, moco y ácido estomacal y la tercera los anticuerpos.
Los anticuerpos están diseñados para evitar que el virus ataque y se reproduzca, pero en caso de que esto ocurra, en algún punto los anticuerpos atacan de forma más fuerte, con ayuda de medicamentos, y retienen en su información los datos del virus para que no vuelva a atacar en una próxima ocasión, lo identifica. Es ahí cuando el sistema inmune conoce exactamente lo que debe hacer.
El sistema inmune puede fortalecerse de algunas formas, con ejercicio, llevando una alimentación adecuada y cuidando de nuestros probióticos, esos pequeños organismos buenos que habitan en nuestro cuerpo, principalmente en el intestino.
Cuando viven en perfecto equilibrio, son capaces de fortalecer las células que componen el sistema inmune, así combaten de modo directo a los virus, evitando que ingresen y/o hagan daños, pero en caso de que esto ocurra, también le ayuda a tu organismo a sanar de modo más rápido, ya que el sistema inmune es capaz de reconocer al enemigo y combatirlo de modo más eficaz. Es por esto que para mantenernos sanos, es importante cuidar nuestro centro, el sistema intestinal, desde allí se envían todas las órdenes de buen funcionamiento y el alimento para que cada órgano sea capaz de trabajar del modo adecuado.
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