Es un desequilibrio en el número de colonias de bacterias que están en el organismo del ser humano. Las colonias están en cualquier parte del cuerpo donde hay mucosas, pero principalmente están en el tracto gastrointestinal, a esta se la llama disbiosis intestinal.
Su alteración puede provocar alergias, obesidad, enfermedades autoinmunes, inflamación y ciertos tipos de cáncer, entre otros problemas, ya que la mayor cantidad de células encargadas de producir anticuerpos se encuentran en el intestino. Su cuidado depende totalmente de la alimentación y el estilo de vida.
3 tipos de disbiosis intestinal
Por presencia de bacterias patógenas o malignas:
Cuando existe un sobrecrecimiento de estas, el sistema inmune se ve afectado, puede desencadenar en enfermedades como colitis y enfermedad de Crohn.
Por pérdida de microorganismos beneficiosos:
Puede disminuir cuando los hábitos alimenticios no son los correctos. Las frutas y vegetales son importantes ya que contienen prebióticos, los que nutren a los probióticos permitiendo su desarrollo y proliferación, así la flora intestinal se mantiene en equilibrio y el sistema inmune fortalecido, perder probióticos puede dar paso a enfermedades.
Por pérdida de diversidad microbiana:
Cuidar la flora intestinal es importante, su equilibrio nos mantiene libres de enfermedades, cuando los microorganismos, tanto buenos como malos van desapareciendo del intestino pueden aparecer signos de debilitamiento de las defensas, como la aparición de alergias y asma.
Causas
La disbiosis en general puede traer problemas serios de salud, incluyendo síndrome metabólico.
Sus causas están entre la toma de antibióticos de modo prolongado, o sin control, la ingesta de alimentos servidos con poca higiene o tener una dieta desequilibrada.
Estilo de vida
Alimentación correcta:
Evita la ingesta excesiva de proteína animal, especialmente la carne roja, ya que aumenta el riesgo de cáncer colorrectal e inflamación intestinal.
Aumenta la ingesta de verduras y vegetales, son la fuente de alimento de los probióticos. Los más importantes: manzana, papas, legumbres, plátano verde, avena cruda, semillas de lino, cebolla, alcachofas, espárragos, ajo y puerro.
Consumir alimentos fermentados como: chucrut, yogurt, vinagre de manzana, kombucha. También aceites vegetales como el de oliva, girasol, canola o de maíz.
Hábitos:
Evita el estrés, fumar, beber alcohol y el sedentarismo. Realizar una actividad física a diario, mínimo 40 minutos.
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